Mes: julio 2004

  • El viento

    El viento, sensación de libertad, llamado por mil nombres, alma errante sin hogar, bohemio como los hombres.

    Esa sensación que produce sentir el viento en el rostro, azotando tu cabello cuando sopla con brí­o; haciendo saltar tus lágrimas sin sentir pena y secándolas luego, como disculpándose por haberlas despertado.
    Sentimiento de alegría que te trae la brisa fresca en la mañana, incitando a despertar, a vivir con intensidad mientras te susurra al oido palabras de ánimo.

    Viento que canta entre los bosques, como si andar recorriendo la Tierra no le hiciera envejecer; o quizá no haya caido en la cuenta que nació con el mundo, y sigue buscando su camino sin saber que él mismo no tiene principio ni fin.

    Viento que se persigue a si mismo sin saber que, por mucho que corra, jamás lo logrará.
    Y al enfadarse vuelve a correr más y más, y en esa loca carrera que persigue la utopía desata su furia en el mar y en las tierras yermas, hasta que al encontrar la montaña en su camino, deja que ésta lo amanse y lo consuele dándole calor, suavizándolo, dejando que descanse y se duerma en el valle.

    Soplo cálido o viento frío, que mas da.
    Sólo cambia de vestido a medida que cambia de lugar, y puede ser que cuando viajemos nos encontremos de nuevo con él, porque él seguirá su camino y aunque no seremos capaces de reconocerle, tampoco podremos decir que no sea el mismo que nos hizo llegar la alegría una vez.

    Él ya era viejo cuando nosotros llegamos, y sin embargo nos acompañó hasta aquí­, y seguirá acompañando a los viajeros hasta el fin de los tiempos.

  • ¿Qué ve el espejo?

    La verdad, a veces se hace difí­cil escribir sobre algo desconocido, sobre todo por el temor que representa pensar que quien lo lea, no se sienta identificado con tus ideas.

    ¿Y eso que significa? ¡Nada! Absolutamente nada.

    Es la condición humana, la que nos hace ser distintos los unos de los otros. Cada cual tiene su brillo especial en los ojos que le hace ser quien es. ¿Te has fijado alguna vez en el tuyo?

    ¡Mí­rate en el espejo!
    Intenta adivinar lo que ves en tu propia mirada… ¿Qué has visto?

    ¿Quizá lo que tú quieres ver?
    ¿Tal vez has intentado encontrar lo que quieres que otros vean?
    ¿O acaso te imaginas (y te ves) como crees que los demás te ven?

    No, el espejo solo devuelve lo que se pone delante de el, y lo que se ve es lo que cada uno quiere ver en él, y esa es la única verdad, ¿o no?

    ¿Es posible que la verdad se vea mirando desde detrás del espejo?

    Si pudiéramos hacerlo, verí­amos lo que el espejo ve, nos verí­amos a nosotros mismos, algo que posiblemente nunca ha sucedido. ¿Tú qué crees?

    ¡Hala! ya tenemos el primer mensaje sobre el que ‘reflexionar’…