Se descorre la cortina.
El alma del libro va a ser juzgada.
Los ojos del lector son dos geniecillos que buscan las flores espirituales para ofrendarlas a los pensamientos.
Todo libro es un jardín.
¡Dichoso el que lo sabe plantar y bienaventurado el que corta sus rosas para pasto de su alma!…
Las lámparas de la fantasía se encienden al recibir el bálsamo perfumado de la emoción.
Se descorre la cortina.