Está claro que debo ser un mal chico… Hoy me ha tocado trabajar.
Mi recompensa ha sido gozar de nuevo (en verano siempre es así) de una ciudad más tranquila y relajada, sin agobios. Otros muchos que tampoco han tenido el día libre, caminaban distinto, como si la media fiesta nos diese un respiro espiritual en la vorágine diaria.